La flamante titular del partido en la comuna destaca haber conseguido un lugar en el ámbito de representación local. Además, comenta los desafíos y qué cree que vienen a aportar las mujeres a la construcción política. Por otra parte, asume la responsabilidad de representar a quienes votaron al partido.

Lucía Calvo tiene 34 años, es trabajadora social graduada en la Universidad de Buenos Aires, militante criada en una familia radical y la nueva presidente de la comuna 2 (Recoleta). Es de las titulares más jóvenes de la Ciudad de Buenos Aires y su visión sobre el presente y el futuro del partido se ve atravesada por esa cuestión generacional.

¿Qué desafíos debería asumir el radicalismo ?
Me parece que el partido tiene dos desafíos: uno tiene que ver con dejar de debatir la agenda interna para pasar a debatir la externa. Sabemos que muchas veces a los radicales por ahí nos cuesta dejar a un lado la interna, pero creo que la situación que estamos atravesando como país amerita que el radicalismo pueda definir ciertos principios, ciertos consensos básicos en base a sus valores históricos. Y en ese sentido, ya yendo al segundo desafío, aunque nos pusieron en el rol de oposición en la Ciudad, me parece que no se trata de ser oposición, sino de construir una posición de país, de la Argentina que queremos.

¿Cuál es el objetivo final de eso?
El partido tiene que, a partir de eso, poder generar nuevos líderes, nuevos cuadros, que cada vez sean más competitivos electoralmente. Debemos sumarle a los dirigentes que tenemos nuevos liderazgos que sean la voz hacia la sociedad en este contexto.

¿Cómo es el trabajo puntual a nivel comunal en la 2?
Es importante destacar que es la primera vez que hay una comunera radical acá (NdR: Griselda Mela, primera representante del partido en esa Junta Comunal). Pero me gustaría volver a aquello de debatir lo externo, porque es prioritario poder trabajar en conjunto con nuestra comunera para seguir instalando al radicalismo en la comuna. Muchas veces se dice que en esta zona de la Ciudad es donde peor está el radicalismo. Pero no es así, coincide con que es donde mejor está el PRO, que no es lo mismo. Estuvimos a 300 votos de tener un segundo comunero.

¿Cómo se puede acercarse a la gente desde el territorio?
Por un lado tiene que estar el trabajo territorial, hacer una tarea más social en este contexto que estamos atravesando, poder ser un puente para las personas, facilitarles cuestiones administrativas. Es importante también acercarnos a las instituciones barriales, a las escuelas.

¿Cómo pensás la relación con el PRO en la Ciudad?
Fuimos a una elección hace menos de un año. Nuevamente, el radicalismo volvió a demostrar que es competitivo en la Ciudad, que después de la crisis del 2001 se reconstruyó el partido y que formamos parte de la agenda política de la ciudad. Somos parte de Juntos por el Cambio y la interna la ganó Jorge Macri, aunque Martín Lousteau quedó a muy pocos votos. Me parece que tenemos una responsabilidad, sobre todo en el Gobierno porteño, que tiene que ver con poder ser la voz de todos aquellos que confiaron en nosotros en la última elección, que fueron un montón.

¿De qué forma afrontás el desafío de estar al frente de una comuna desde tu visión feminista?
Cuando hablo de feminismo, no me refiero solo a las mujeres. Es una mirada sobre la política, sobre la manera de entenderla. Hay ciertas cuestiones que hoy pasan en el partido, pero solamente las hablamos desde el tema de paridad y, en realidad, tiene que ver con otras cuestiones, con valores como el respeto y la institucionalidad. Tenemos una forma de liderazgo que tiene que ver mucho más con la empatía y con la sensibilidad, algo que la sociedad necesita. Que quede claro que las mujeres vinimos a hacer política: no queremos discutir las cuestiones de género, las cuestiones de las mujeres, sino que queremos discutir la política con estos condimentos que tenemos.