Se presentó “La Gran Elvira” en la Feria del Libro
El libro de Roxana "Chispi" Palazzi homenajea a la histórica radical. Su elaboración le llevó dos años de investigación. “Descubrí no solo a Elvira como la prócer radical y mujer feminista, la sino como médica y docente", destacó la autora.
El libro de Roxana "Chispi" Palazzi homenajea a la histórica radical. Su elaboración le llevó dos años de investigación. “Descubrí no solo a Elvira como la prócer radical y mujer feminista, la sino como médica y docente", destacó la autora.
A stand lleno y con la presencia de nietos de Elvira Rawson, Rosana "Chispi" Palazzo presentó "La gran Elvira" en lla 47° edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires.
Allí, narra la vida de la dirigente radical que hizo historia en en el partido, pero que también dejó un legado en la política en general.
“Si hubo una mujer en Argentina que cambió todo a su paso, que revolucionó y modificó radicalmente nuestra historia, esa fue sin lugar a dudas la educadora y médica Elvira Rawson, por eso escribí este libro”, comentó la autora a Espacio Radical.
En la presentación estuvo la nieta de Elvira, Alicia Dellepiane Rawson, a quien "Chispi" le dedicó unas palabras al comienzo del evento: “Gracias Alicia por todos tus aportes, este trabajo no podría haber sido posible sin tu ayuda y colaboración”, comentó
La publicación rescata la figura de Elvira como una de las primeras feministas del país, recopilando parte de su vida pública, profesional y otro tanto de su vida personal.
En los años de elaboración, Palazzi reunió testimonios de sus nietos y sobrinos, y recopiló varios escritos personales de la histórica dirigente radical.
“Hoy, muchos la conocen como Elvira del Carmen Rawson Guiñazú, pero esta investigación me llevó a dar con que eso es falso. Su nombre era Elvira Rawson Guiñazu de Dellepiane, según su pasaporte, Elvira del Carmen era otra persona”, reveló.
Rawson era médica, educadora, madre y política argentina, además de militante del partido que se convertiría en la Unión Cívica Radical. Fue la segunda mendocina en adherir a la Unión Cívica en 1890, se convirtío en la segunda mujer en graduarse de médica en la Argentina en 1892 y fue una destacada luchadora feminista por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres.
Durante su vida, fundó 14 instituciones, y cofundó otras siete en todo el país con el objetivo de luchar por la igualdad, el acceso a la salud y la educación.
En la Revolución del Parque, en 1890, estableció un hospital de campaña en el frente de batalla para atender a los heridos, en el que ayudaba a todos, sin importar su origen político.
“Redención, liberación, libertad, independencia, emancipación, autonomía económica, derechos sexuales, medicina, prédica, discurso, política, enseñanza, vanguardia, revolución. Todas estas palabras la definen”, reflexionó Palazzi.
Durante la investigación, "Chispi” accedió a un documento histórico firmado por el mismo Leandro Alem, que fuera enviado a Rawson el 25 de septiembre de 1890, en el que le expresa su admiración por haber participado de la Revolución del Parque ayudando a los heridos y por las palabras que ella pronunciara en el acto de la juventud de la Unión Cívica el 1° de ese mismo mes.
El prólogo del libro fue escrito por el intendente de Godoy Cruz y presidente de la UCR Mendoza, Tadeo García Zalazar, quien destacó la importancia de “reconstruir la historia de las mujeres radicales”.
La diputada nacional Pamela Verasay, quien también estuvo presente en el evento, ya presentó un proyecto para que el texto sea declarado de interés nacional, al igual que con el trabajo previo de la autora, dedicado a Margarita Malharro de Torres: “La eterna Margarita”.
“El legado de Elvira es inmenso: defendió la libertad de conciencia y de instrucción, persiguió objetivos pacifistas, antimilitaristas y democráticos”, precisó.
Al finalizar la exposición, Palazzi brindó un emotivo número con uno de los pañuelos de Elvira, que su nieta le obsequió, en el que citó un texto de la prócer: “Infinidad de obstáculos y detalles me hicieron comprender que las mujeres sólo teníamos la triste posición de entes a los cuales se les cercena la voluntad, la acción, el pensamiento, los derechos, y se le exigen todos los deberes. Un potente despertar de rebeldía surgió en mí; sentí que tal estado de cosas no podía continuar; que era necesario despertar en el espíritu de las mujeres la necesidad de una redención, y en el de los hombres el deber de una devolución de derechos injustamente conculcados”.