En un nuevo aniversario de su nacimiento, tres militantes del Comité que la homenajea desde su nombre repasan su vida, destacan su lucha y valoran su legado.

Por Magdalena Iribarne, Julieta Carbajal y Gabriela Finger Zimmermann (*)

Destacada feminista radical, fue pionera en la lucha por los derechos civiles y de la salud sexual y reproductiva de las mujeres, hitos revolucionarios para una mujer del siglo XIX como lo fue Elvira Rawson, que llegó a fundar el primer Centro Feminista Argentino y la Asociación por los Derechos de la Mujer.

Si bien nació en Junín, su historia se remonta a Mendoza, donde vivió y se desempeñó como una de las primeras maestras de la provincia, tomando luego la decisión de estudiar medicina en Buenos Aires, siguiendo su vocación, a pesar de la tajante oposición de su familia.

Seguramente, además de servir y pelear por las injusticias que padecían las mujeres, jamás imaginó que sus pasos, sus progresos y su lucha fueran a crecer al punto que al día de hoy sigue siendo un símbolo para todas. Lo diría ella en su discurso de inauguración del Primer Centro Feminista del país“No somos tan pocas, ni estamos tan solas”, frase que sigue recorriendo la boca de las mujeres e inspirando la lucha de quienes, desde nuestro lugar y en pleno siglo XXI, peleamos día a día por una sociedad más equitativa.   

Ya como médica, durante la Revolución del Parque, Elvira montó un Hospital de Campaña junto a sus compañeros para atender a los heridos. Recordemos aquí que atendió a ambos bandos, sin importar su procedencia política, gesto que le valió una distinción por parte de Leandro Alem, pero que se encontraba arraigado en su filosofía de vida: siempre sostuvo que “los hospitales son del pueblo y no de los gobiernos"

Así, nos enseñaba otra gran lección: hay asuntos que trascienden las barreras ideológicas de los partidos y los gobiernos, para poder construir y resolver los asuntos prioritarios para el pueblo sobre bases sólidas. Cuestión que tiene gran relevancia en la actualidad, donde esta visión es tratada livianamente desde la política e, incluso, donde se exacerba desde algunos sectores la grieta y la falta de diálogo con personas que no son afines a nuestro pensamiento.

Para nosotras, Elvira es un símbolo de transgresión para la época en la que libró luchas en defensa de las mujeres y abrió caminos para las que vinimos después. Es un ejemplo para todas las generaciones, no solo por su valentía de ir contra un sistema donde no teníamos voz ni derechos (como poder votar o contar con un título universitario), sino porque era una mujer fuerte y de grandes convicciones.

Nos deja una certeza. Viviendo en una sociedad y en una Argentina donde persisten las desigualdades de género, tenemos el deber de seguir sus pasos y construir con otras mujeres para lograr un país más justo, moderno e igualitario.

(*) Militantes del Comité Elvira Rawson, UCR Comuna 13.